martes, 16 de marzo de 2010

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Martes 16 de Marzo de 2010 a las 08:30 Hs.

Hace muchos días que no publico nada y no podría decir la razón real. Simplemente no escribía. En realidad si escribo pero no lo publico. Tal vez sea porque hice muchas cosas y no tuve tiempo para contarlas… como dije, no podría decir la razón real.

Lo que sí sé es que me mudé el domingo pasado y es una de las mejores cosas que pude hacer, por el simple hecho de que ayer lunes a la mañana (primer día de trabajo después de la mudanza) a las cinco de la mañana, estaba sacando la camioneta del garaje y cuando cierro el portón levanto la mirado y veo el cielo… vinieron a mi recuerdos de mi buena época de “pobre”, cuando tenía el tiempo (pero no el presupuesto) para viajar y alimentar el alma con imágenes, aromas, sonidos… recuerdos. Recuerdos que hoy me ayudan a seguir con esta vida que me toca vivir. Hoy tengo el presupuesto pero no el tiempo jaja.

La vida es muy irónica y cruel. Y definitivamente no soy una persona materialista, porque puedo asegurar que estaba “lleno” (no sé de qué) cuando tenía que arreglármelas con un peso con cincuenta por día de presupuesto (después de haber comprado los pasajes de ida y vuelta y la comida para los días que duraba la expedición) en la precordillera de San Juan, que nos alcanzaba para un pan casero por día; pero también alcanzaba para ver un eclipse completo de luna en medio de la nada, para descubrir cuevas y ser el primer ser humano que pisa ese lugar, para escuchar el silencio, mirar el infinito, nutrirse con la sabia raíz del suelo, despertarse dentro de la misma cueva que alguna vez alguien hace mas de mil años hacía lo mismo que nosotros en ese momento… vivir. Ese presupuesto también me alcanzaba para sentirme completo, feliz, alguien que tiene algo para contarle a sus nietos, alguien fuera de lo común, alguien que esperaban a la vuelta de un viaje para que contara su experiencia… alguien que con un peso con cincuenta diario formaba un recuerdo que ahora, siete años después lo añora el un Blog.

Siete años! Siete años teniendo la oportunidad de volver a cada momento a la montaña y a la vida que quiero. Siete años de cobardía, miedo a llegar a los 30 sin auto, sin casa. Miedo a no ser alguien común. Miedo a respetar mis convicciones. Miedo a seguir mis instintos. Miedo a ser feliz.

Si veinte años no es nada, entonces siete es el 35% de esa nada. Por lo tanto es menos de la mitad de nada. Eso no quiere decir que tengo que esperar trece años para hacerle caso al tango.

“Nostalgia Andina” me autodiagnostique para este tipo de situaciones. Ayudado por la música y alguna foto que ronda por el disco rígido de mi compu. Es una patología que tiene cura. Pero parece ser que no quiero automedicarme…

A fines del mes pasado me di cuenta que Facebook sirve para algo. Me conecté con un ex-colega espeleólogo y nos pusimos al día con nuestras vidas. No nos vemos hace como siete años. Él sigue con el tema de las cuevas además de trabajar. Tiene la ventaja que vive en Malargüe, al sur de Mendoza y le quedan accesibles las cuevas… claro que no es excusa, porque si fuera por mi podría tomar un colectivo e irme a cuevear… pero a veces hay cosas que pasan a segundo plano por comodidad. Es mucho mas fácil tomarme un micro a Bs. As. Y pasar cuatro días sentado en mi antigua casa, que tomarme tres colectivos, dormir en carpa y caminar todo el día escalando y explorando cuevas… es mucho mas fácil comprarme una compu nueva, un LCD de 32´, celu nuevo, cámara profesional (de esa no me arrepiento) y un montón de “elementos”… que gastarme ese dinero en viajar y darle de comer al alma.

Al alma hay que darle de comer un poco de risas y caramelos… eso dice mi amigo Lisandro Aristimuño. ¿Qué mejor caramelo para el alma que el dulce sabor de la montaña? ¿Qué mejores risas que la que esboza mi boca cuando recuerdo esos momentos?

¿Necesito algo mas para darme cuenta de lo que quiero? Es una pregunta bastante idiota, porque es obvio que sí sé lo que quiero para mi vida. Es solo cuestión de dar el primer paso. El resto viene solo.

Creo que ya el envión para dar ese primer paso ya lo hice. Compré un par de cosas que necesito para volver al ruedo. Lo que pasa es que cuando era feliz me faltaban cositas necesarias para la actividad, que en ese momento era inaccesible dado mi presupuesto… ahora voy a aprovechar las vueltas de la vida para hacerme de equipo para la montaña, cuyos precios están en Euros… es solo cuestión de tiempo para que escriba en este mismo Blog mis andanzas por los Andes.

Las decisiones son tan difíciles de tomar porque van forjando nuestro futuro. Pero estoy seguro que la vida que llevo hoy y la que añoro son compatibles. Solo necesito encontrar la ecuación adecuada y calcular un promedio de ambas. Azúcar para el alma + un buen presupuesto.

Gracias a una decisión estoy acá recordando mis mejores días… tal vez dentro de diez años, esté con un peso con cincuenta en el bolsillo apunto de comprar un pan casero, añorando los días en que contaba con una abultada cuenta bancaria y un laburo interesante… pero seguro que en ese momento voy a tener una sonrisa en mis labios.

2 comentarios:

macarena* dijo...

me gusta muuuuuucho como escribís.
me gusto mucho también, lo que me contaste en mi blogui.
estoy con las mismas ganas de viajar, si bien yo no lo hacía en carpa, ni con cosillas para la expedición, a mi forma me gustaba hacerlo.
viaje muchos años, recorriendo el norte hermoso de nuestro país (:
y no me arrepiento. hoy que trabajo y que puedo viajar, sola, sin mi familia o con ellos. tengo que andar fijandome cuándo puede que tenga vacaciones, si las cursadas me dejan, si esto o el otro.
asique todavía acá estoy, postergando mi viaje, a Jujuy ... ya va a llegar.
saludos y un gusto Sam (:

valeria dijo...

Vos sí que sos una persona inteligente, de esas que saben buscarle miles de formas a la felicidad, vas a saber pronto como hacer para dejar atrás esa "nostalgia andina" y convertirla en presente...